Una agradable visita| Adam

He conocido a un chico increíble esta tarde, es respetuoso, educado, y ¿Porqué no admitir ese detalle? Es realmente apuesto. Quizá esté olvidando un detalle, sí, es un mago, un hechicero, un brujo, pero en realidad eso me da igual, mis padres me han enseñado a respetar a todas las razas, no importa si son Lycans, vampiros o magos.

Pues bien, resulta que estábamos en el bosque, teniendo una conversación animada cuando, por arte de magia surgió el tema de la vivienda, el chico no tenía donde pasar la noche, y, por educación y por su dulce sonrisa, le he invitado a pasar la noche en casa. A nadie le va a importar, conozco a mi familia, hacemos cualquier cosa y más ahora, que es navidad.

Ahora estamos en la puerta, hemos venido dando un precioso paseo, con una conversación tan divertida como respetuosa, no ha habido palabras de más, ni siquiera de menos. La llave gira delicadamente, y entro.

-Bienvenido, Adam. -Le digo con una sonrisa, y le invito a pasar a nuestro pequeño palacio.

Aunque no he recuperado la memoria, al menos el destino ha decidido darme un poco de coba, estaba en el bosque, allí podía tener acceso a cualquier cosa, el carbono que componía la hierba servía para hacer comida y con casi todo podría hacer un gran palacio, lamentablemente eso consume mis energías y cuanto mas grande sea el objeto a hacer y cuanto mas energía requiera la transmutación mas me agotare y no estoy para hacer muchos esfuerzos, la cosa era que en aquel lugar me tope con lo que seria un ángel salvador, literalmente, salvo por la parte de ángel ya que dudo de su existencia, el resultado de ese encuentro dio lugar a que en el proceso en el que recordara como llegar a mi casa tuviera un lugar en el que alojarme, pese a mis muchos intentos por negarme a ir, ya que no era bajo mis modales lo apropiado no pude negarme ni hacer frente a su amabilidad.

Era una vampiresa, ahora deberías de huir dirían los pocos que creyeran en ellos, lamentablemente nunca me retiro porque no temo a nada, reconozco mis limites pero si ella es lo que me debiera de matar debería de esforzarse, acepto lo que el destino diga pero no creas que por ello no luchare.

Estamos en lo que parece ser el territorio de vampiros, ya que es por regla general donde ellos residen, ademas mi sentido olfativo, bastante agudo, nota que hay sangre de por medio, no ese olor en si, sino los componentes de la misma tras mis divagaciones mentales consigo volver al mundo real, ella me estaba dando la bienvenida, a lo que yo simplemente podía decir;

-Gracias, de nuevo, por tanta amabilidad.

Sonrío ante su agradecimiento. -No te preocupes por nada, ven, te acompañaré hasta tu habitación. -digo y le cojo de la mano, solo espero que no me la suelte, porque entonces me sentiré muy estúpida.

Sonrío mientras avanzamos por el enorme pasillo hasta una habitación. Giro el pomo y abro la puerta, esta intacta, perfecta, desprende un olor dulce, las colchas de la cama están perfectamente colocadas, en sus sitio. Un precioso panel de corcho se extiende por la pared con algunas fotos nuestras. Sonrío y le invito a pasar.

-Si puedo hacer algo más para que te sientas como en casa, ¿Algo de beber o de comer? Nos darías una razón para estrenar la cocina.- Bromeo sonriendo y luego caigo en la cuenta. ¡Qué dalta de educación!-O si quieres que te deje a solas, cualquier cosa, solo dímelo. -Digo dirigiendome hacia la puerta.

Dijo que no me preocupara de nada, pero siendo sinceros, estaba en una casa desconocida y de una familia vampiresa, era cierto que mi sangre no era diferente a la de los humanos y el peligro, en si, no esta en esta casa sino en la mitad de donde me encuentro, un territorio que por definición es mi enemigo aunque aquí me siento bien, por lo que no se que hay que temer. También añadió como llamo a aquella habitación "mía", ni aunque fuera regalada podría sentirla asi, el simple hecho de cruzar el umbral significaba que estaba en deuda con todos los que la habitaban, nada de aquí era mio, por mucho que se esforzara en hacerme parecer, y finalmente volví a acatar sus peticiones.

Me cogió de la mano, si, podía sentir aquella extraña sensación aunque aparentemente frió podía notar lo que se ocultaba tras ella, me ruborice, no se porque, y quizás eso aumenta mas el rubor que el propio contacto pero simplemente me dejo llevar por ella, quien mejor que Juliette para guiarme por su propia casa.

Contemplo la habitación, realmente perfecta, creo que la mía no era asi ni por asomo aunque ordenada seguía manteniendo un cierto desorden típico de los chicos y quien diga lo contrario, miente como un bellaco, aquel olor dulce hizo que recordara algo, no muy preciso, realmente no sabría decir que es, solo veo flores, un campo lleno de ellas, estoy yo, corriendo de un lado a otro mientras estas se agitan con el viento y de repente, el recuerdo se pierde en un flash blanco, al igual que vino. Me entristece el ver como hay fotos colgadas, eso significa que son una familia, no me malinterpretes, pero dada mi situación no es de ayudar mucho, aunque prefiero esta familia a una rota y desestructurada, casi que mejor asi. Lo que dijo después me sentó un tanto mal, realmente no tenia apetito, pero no quería ser una gran molestia y si ellos no cocinaban, por razones lógicas, pedirles que hicieran algo me sentaría muy mal.

-No recuerdo como era estar en casa, pero espero que fuera algo como esto. -dije sinceramente. -No, gracias, pero tampoco tenéis que tomaros esa molestia. Lo que menos me apetece es estar solo, intentaría forzarme para averiguar algo de mis recuerdos y no conseguiría mas que cansarme y probablemente herirme, me gustaría hacer algo, lo que fuera.

-De verdad que no es molestia, sé un millón de recetas ricas, cuando tengas hambre solo dilo. -sonrío amable. -¿Quieres... Escuchar música, pasear, jugar a algún juego? ¿Qué quieres hacer? -Digo mirándole y entonces mi mirada se ausenta, llega a mi mente Nate.

Mi "hermano" Nate y yo tenemos un pequeño "don compartido". Los dos tenemos la misma mente, bueno, los dos compartimos los mismos recuerdos, pensamientos y eso, sin duda, nos hace tener un vínculo especial. Es como una especie de telepatía fraternal.

"Enana, ¿Quién es el humano?" Piensa Nate. "No es un humano, es un mago" "¿Quién es el mago?" "Es un amigo, ¿Podrías decirle a Geraldine que está aquí?" "Descuida, ¿Es de fiar?" "¡Por supuesto! Y además es guapo." "Lleva mucho cuidado Juliette, ya sabes lo que pueden hacer los magos." "No seas pesado, Nate, anda, este es bueno" "Como te toque un pelo le mato" "¡Basta! No puedes protegerme siempre" " Impídemelo" "¡Sal de mi cabeza!" Oigo su risa en mi cabeza molesta que poco a poco desaparece.

Curioso era que pese a ser una vampiresa y carecer de la necesidad de alimentarse propiamente dicha, porque ello implica comer y solo que yo sepa, necesitan sangre, algo no tan fácil de obtener como cualquier tipo de comida, pero que incluso podría preparase fácilmente, claro que nadie tiene mi poder, y espero que asi sea hasta el fin, creo que es lo unico que verdaderamente me hace unico, y conociendo mi poder como lo conozco se que si alguien consiguiera tener acceso a el un ataque terrorista se quedaría corto en comparación a lo que pudiera pasar, pero afortunadamente, no tengo mucho que temer creo que me llevare mi poder a la tumba y también los secretos que guarda.

Asentí a lo primero que dijo, como confirmación de que haría lo que ella me pedía si tenia hambre aunque llenar mi estomago era lo ultimo que me preocupaba, lo primero era lo primero, ya que era el invitado en esta casa y aunque no tuviera mucho que ver, me interesaba saber todo lo que pudiera sobre los vampiros, el porque es esencial, no dudo que mi presencia se note y tenga repercusiones, que conociendo al destino las habrá, pero si consigo entenderlos podre defenderme, claro que no lo necesitas dirás, pues bien, aunque todos estemos hechos de carbono, y pueda manipular eso a la perfección, comprenderás que sigue siendo un peligro desconocido, asi que mejor informarse.

-Me interesa saber como es la vida de una vampiresa, asi que cualquier cosa que hagas normalmente me servirá -dije con una leve sonrisa.

Al mismo tiempo note que se alejaba, no físicamente, pero sus ojos parecían buscar algo que no estaba en mi, pero no le di demasiada importancia, simplemente espere a su respuesta

Veo la desconfianza en mis ojos, pero no me importa demasiado, le demostraré que se puede confiar en mí. -Como quieras, pero con una condición-Sonrío. -Qué tu me enseñes como es la vida de brujo. Sígueme. -Le digo y salimos de la habitación, no se muy bien que decirle, que contarle. Me interesa más lo que él tiene que decirme, ya no solo la naturaleza de los brujos, pero más su persona, cómo es, qué le gusta, que le divierte...

-Supongo que tendrás muchas dudas de cuentos chinos y leyendas. - Le digo. -Pues bien esta es la realidad, bebemos sangre. Algunos humana, algunos animal, y de eso aquí no tienes que preocuparte. Los Harrison somos vegetarianos, eso significa que solo bebemos sangre animal, y todo nuestro territorio está defendido contra los ataques de los vampiros tradicionales. -Sonrío y llegamos al jardín, lleno de verde por doquier. -Ahora dime tú algo sobre los brujos.

Accedió a decirme algo, por lo menos eso ampliaría mi pequeño cuaderno en blanco sobre cosas que se, en comparación a la inmensa biblia de cosas que no sabia, que desconocía o ignoraba era algo hasta ridículo, pero al menos estaba con una bella compañía, aunque lloviera inmensamente al menos tendria algo bello que contemplar, porque en el fondo sabia que no tendria mas que eso, una vista bonita, pero nada mas, como siempre ha sido porque es esa sensación de que no puedes tener algo, por mucho que quieras, la que si recuerdo, esta sensación es muy familiar, como el destino decidiera que no debo de relacionarme mas que amistosamente, no puedo hacer nada, simplemente esperar algo distinto.

Acepte el trato aunque de mi vida no sabia mucho, asi que no tenia mucho que decir, recuerdo cosas, relacionadas con nada, cualquier cosa de la que tengo conocimiento no se relaciona con mi madre, mi padre o quien sabe si tengo un hermano o una hermana, asi que tampoco tengo mucho que contar.

-Dudas si, muchas, de todo. -asegure con una leve sonrisa. -Vaya, la fantasía se ha roto. -dije bromeando. -No me hubiera importado que tu me mordieras, la verdad. -era sincero, pero a la vez me divertía, creo que era lo unico que podía hacer. -No creo que pueda decir mucho, de hecho tu incluso pareces saber mas que yo, no tengo dato alguno de que existan alguno mas, de hecho ni si quiera sabia que lo era, simplemente tengo un don, como ya sabes mi cabeza no esta para querer responder nada, aunque me has dejado con la duda, ¿que es un vampiro no tradicional?

-La verdad que siempre tendré la tentación de morderte. -bromeo, y hago notar que es una broma entre risas. La verdad es que su piel emana un olor dulcísimo, casi como el caramelo cuando eres humano, es tan tentador, me llama, me tienta, juega con mis sentidos vampíricos y se mofa de mí. -Tu sangre se ríe de mí porque sabe que no puedo beberla.- Sonrío bromeando.

Luego me pongo más seria. -Tranquilo, no te haré recordar más, solo quiero que te sientas bien, ¿Vale? -Sonrío mirándole a los ojos. Tan preciosos y Ains... Nunca serán míos... Un brujo y una vampira, nunca funcionaría. ¿No? Juliette para ya, me martilizas. Dice Nate. ¡Nate fuera! Le respondo cabreada. Pero está claro que no puede salir de mi cabeza.

-Un vampiro tradicional bebe sangre humana, y un vampiro no tradicional es un vegetariano, como yo. -sonrío y nos sentamos en un banco del jardín.

Escucho su respuesta y percibo el tono de broma que emana de ella, por norma general no se distinguir el doble sentido pero las bromas tiendo a pillarlas muy bien, al menos estas, asi que había decidido seguirme el juego, la verdad me parecía curioso como poco que los vampiros tan retratados como bebedores de sangre humana no fueran asi, al menos no todos, la existencia de ellos era un tanto obvia todos hablaban de ellos en distintas partes del mundo que no se habian ni conocido, eso significaba algo, lo de la magia, es otro asunto distinto, soy el unico que tiene algo parecido, no hay nadie mas, no pueden existir otros.

-Asi que mi sangre se ríe de ti, pues no veo el porque, calculo que tendré siete litros y medio, dada mi gran regeneración son potencialmente diez, ademas, un mordisco no hace daño. -dije sin darle mucha importancia, realmente no tardaría mucho en curarme, aunque no por ello iba haciéndome heridas por doquier. -La sangre saldrá, tiendo a meterme en algún que otro lió y acabo sangrando por algún lado, la cuestión es si es provocada o si es accidental.

Meto las manos en mis bolsillos y encuentro unos caramelos de miel, cojo uno y le ofrezco el otro a mi acompañante y mientras espero que los coja o que los rechace me siento en el banco.

-Me gustaría recordar algo, pero por ahora es imposible. -me encojo de hombros y no le doy importancia. -Supongo que entre los tradicionales habrá competencia, sangre humana es fácil de obtener si trabajas en un banco de sangre, pero si no, supongo que habrá competencia por el alimento.

Sonrío, él no puede entenderlo pero yo intento explicárselo. -El problema con la sangre es el frenesí que produce. Suena casi sanguinario pero no puedo cambiar lo que soy, yo no elegí ser un monstruo, pero si bebo tu sangre, no... -suspiro, no quiero asustarle. -No podría parar.

Cojo el caramelo sonriendo. -Gracias. -Le doy vueltas en la mano, con ese papelito dorado. -No puedo comerlo pero me gusta el envoltorio.- Le miro, casi apenada por no poder disfrutar del caramelo de miel.

-Bueno, no se debe alterar el mundo de los mortales, ¿Entiendes? Los vampiros tradicionales deben llevar mucho cuidado al cazar, una muerte no hace ruido, pero si cazan en masas acabaría notándose. Yo no tengo ese problema, pero a veces cuesta. Me siento fatal matando humanos, arrebatando vidas. -Suspiro. -Me siento como un monstruo.

Escuche atentamente lo que decía, por lo visto un vampiro era en esencia un ser incapaz de tomar cualquier otra cosa que no fuera sangre, evolutivamente era un gran paso, sabia por historias que eran mas fuertes, rápidos y normalmente aunque no siempre, inteligentes que un humano corriente, y si la evolución decidió que lo unico que pudieran probar era sangre había que asumirlo, aunque siempre preferiré la cocina humana, se me da bien de hecho.

-Antes de nada, te pediría que dejaras de llamarte monstruo, primero porque si los que hay son tan bellos dejarían de ser monstruos, y segundo porque no lo eres, podría usar mi don para matar a cualquiera, pero no lo hago, la cuestión es que todos, en principio somos monstruos pero esta en nosotros el cambiar eso, no creo que seas un monstruo. -me sentí mal al darle el caramelo ya que no sabia que realmente no podían saborear ni nutrirse de algo que no fuera sangre. -Hay formas y formas, lo que a ellos les interesa no es la sangre, como ya he dicho, es fácil obtenerla la cuestión es que supuestamente prefieren el matar y alimentarse que solo lo segundo, yo podría generar tanta sangre como quisiera si tuviera los medios necesarios, a lo que llego es que no es lo mismo matar por alimentarse que matar y alimentarse.

Oigo todas sus teorías, y asiento sonriendo. -Estoy de acuerdo, pero la sensación de beber sangre, es tan intensa, tan refrescante.

Luego sonrío, ¿Cómo puede hacer que me sienta así de bien? Apoyo mi cabeza en su hombro aquí su sangre huele mucho mejor, más intensa, más dulce. -Gracias Adam, nadie me había hecho sentir así. -Le digo sincera, las palabras salen sin querer, sin empujarlas, sin obligarlas, fluidas.

Oigo un portazo y una voz bastante familiar, es Nate,y no está para nada feliz. Miro a Adam. - ¿Me disculpas un segundo? - Nate aparece de la nada. -Nate Tranquilo. - Está descontrolado.
-Te dije que no te fiaras de él, es un brujo, Juliette, no tiene nada bueno.
-¡Basta, Nate! Estás montando un numerito. - digo empujándole hacia dentro de la casa.
-No es bueno para ti.
-No nos vamos a casar, Nate.
- ¿Parece que soy el único que está viendo el final de esto?
Llega papá en un segundo y se lleva a Nate con una última frase para Adam. -No la toques, Potter.
Me vuelvo a Adam.
-Lo siento, perdónale, es tan sobreprotector y gilipollas. -Ahora soy yo la que se cabrea y se muere de verguenza.

Afirmaba que la sangre era para ella algo como el éxtasis, no no la droga, sino la sensación de suma magnificencia que podría llevarte al cielo con tan solo un poco de esa increíble marea de serotonina, porque todo, al final, podía reducirse a la química, y ahí entraba yo, o mas bien mi poder, mi don, mi magia, mi habilidad, puedes llamarlo de muchas maneras, solo que es la marca de lo que soy, ya sea para bien o para mal. Y volviendo a lo de la sangre, estaba implícito en su naturaleza, el león no es un monstruo por matar a una cebra pero si lo seria si lo hiciera por diversión y placer y no por hambre y es aquí donde la diferencia entre alimentarse y matar cobra sentido.

Apoya su cabeza en mi hombro, de repente mi cerebro comenzó a enviar algo, una hormona, no se que era pero provoco en mi una sensación rara, por ser nueva, pero al mismo tiempo agradable, algo que se palpo en el rubor de mis mofletes.

-No es nada, en serio.

Luego la tormenta llega, era demasiado tiempo para que el destino no decidiera aparecer de repente y metiera sus manos en mis asuntos, que ya ni tenia, genial, a ver como se desenvolvía todo. Intente contenerme, pero cuando hieren el poco de orgullo que ya puede quedarme, tiendo a responder, por suerte estoy calmado y sabiendo de que es capaz a quien tengo enfrente, no sabia quien era, pero por su edad o era su novio, cosa que entendia mas o su hermano o su primo o su sobrino-nieto o cualquier cosa.

-Curioso que seas tu quien me meta en un saco como ese, ¿que te asusta de mi? Por algo dirás esas cosas, ni me conoces, pero parece como si ya supieras todo de mi, aunque son solo ideas preconcebidas, intenta entenderte un poco mas a ti y luego, si eso, vienes a por mi. -lo cierto es que tarde poco en preparar una respuesta como si ya tuviera experiencia, raro. -No tienes que exculparte por el. -suspire y la mire a los ojos. -Te dije que mi presencia traería problemas, y lo que menos quiero es que tengas que enfrentarte a alguien de tu familia por mi...

-No te vayas, por favor. -digo cogiendo su mano. -Es que, no te lo he dicho todo sobre la naturaleza de los vampiros. -Solo esperaba que se quedara para poder explicarle la reacción de mi hermano. -Falta mi historia. - Le digo con una media sonrisa aún avergonzada.

-Quédate, por favor, te prometo que no habrá más incidentes, y quizá puedas entender por qué reacciona así mi hermano. No es por tu culpa, créeme. -Lo último que quiero es que se vaya ahora, pensando que vivo en una casa de locos, con un hermano obsesivo por la protección. Quiero explicarle nuestra particular unión que más veces es para mal que para bien y no espero que me entienda, pues es complicado, solo espero que me acepte como soy, porque no puedo cambiarlo.

Me pidió que no me fuera, siendo realistas si me iba no tenia lugar al que acudir, en dicho caso tampoco podía irme, pero no me gustaba depender de esa forma de alguien y menos de una casi desconocida, la podía ver como un amiga si, pero no teníamos ni veinticuatro horas de relación y en ese periodo su hermano ya había salido a atacarla por mi culpa si eso no es ser gafe que baje dios y lo vea. No me lo había dicho todo, pero ya no sabia que mas podría decirme, suponía que tenían un oído mas afinado que el mio aunque en cuanto a elementos químicos yo podía percibirlos mejor que ellos y que cualquiera, por eso el se había enterado de lo que estábamos hablando y probablemente el hecho de que hospedara en su casa siendo un desconocido influenciara bastante.

-No me iré, no tengo a donde ir. -dije sinceramente, parecía estar preocupada por mi. -Cuéntala. -dije interesado, quizás hubiera algo mas que hiciera que esto encajara mas.

-Yo nací en el Piamonte italiano, en la época de la revolución francesa, y a los diecisiete caí gravemente enferma, allí, un chico pálido y de ojos dorados me convirtió en lo que soy, yo tuve mi segunda oportunidad. Llegué a los Harrison y ellos me dieron una familia, una identidad, me dejaron ser alguien. Aquí conocí a Nate, y descubrimos un vínculo especial.

Verás... Nuestras mentes están conectadas, como en una telepatía, desde hace tanto tiempo. Y a veces es bueno y a veces no tanto, pero vivo con ello, no tengo elección y bueno, él ha oído en mi cabeza lo genial que me caes y... bueno, cree que no debería confiar en tí. Pero me da igual, no eres malo, lo sé, lo veo en tus ojos.- Le digo sincera, sonrío, porque es lo que Nate piensa, es la verdad sobre lo que le pasa por la cabeza, y solo por contarlo estoy confiando en él, en su palabra, en que no se lo contará a nadie.

Vale, debía de admitir que la historia era bastante buena, de hecho yo hubiera hecho un guion algo asi de parecido y me hubiera llevado un Oscar por la película, al principio incluso mi memoria borrada me decía que era imposible, al menos por lo que sabia de química todo acababa degradándose y el cuerpo era una de esas cosas que tarde o temprano también se degradaría, pero me centre, si estaba con una vampiresa, las reglas que regían mi mundo se caían a pedacitos, aunque quizás eso pudiera servirme, saber como funcionaba para no solo reproducir el proceso, sino también revertirlo, asumamos que me creo su historia, cosa que hago, ya solo por los mas de 200 años era algo asombro, pero, lo que dijo de los ojos amarillos, me resulto conocido, como si hubiera visto esos mismos ojos o simplemente algo parecido, no le di importancia, cualquier cosa familiar podía ser o no realmente conocida para mi.

-Asi que en resumidas cuentas, tienes mas de doscientos años, un vampiro con ojos amarillos te transformo, los Harrison te "adoptaron" y tienes telepatía con tu hermano... -me quede en silencio durante unos segundos y luego hable. -Interesante, como poco, no creo que yo tenga una historia tan buena, y por ahora no la tengo, pero debo de decir que para mas de dos siglos te conservas muy bien, muy muy bien.

Sonreí ante sus palabras. -Muchísimas gracias, tu también eres realmente guapo. -Digo sin querer, me sale solo y luego me siento tonta. "Basta de imaginar Juliette, un chico como él nunca se fijaría en una chica como tú." Dice una vocecita en mi mente, es mi sentido común, la coherencia en mi cabeza, es esa voz que te dice que no hagas locuras.

Hoy no me apetece escucharla, hoy estoy cansada de oir voces en mi cabeza, hoy ya he volado muy lejos de allí, ahora me guía mi corazón, la parte loca de mi mente, hoy no me apetece pensar, quiero vivir, no quiero ser la persona que todos esperan que sea, quiero hacer locuras, quiero volar, quiero estar con Adam. Vaya, ¿Yo he dicho eso último? Realmente estoy perdiendo la cabeza.

Su historia era muy interesante, y en especial aquel sujeto, si era un vampiro y su vida era eterna como decían las leyendas quizás pudiera encontrarle, no se para que, pero si lo hiciera quizás pudiera aprovechar algo de sus conocimientos, o mas bien de lo que lo compone, solo necesite ese color de ojos, porque me era tan familiar, no lo sabia, pero quizás algún día lo supiera, cuando mi memoria decidiera volver, leyendas de vampiros, quizás aquellos ojos provenían de alguna que hubiera leído, me gustan los libros, quizás es probable, quizás... Dijo que era realmente guapo, en ese momento los colores invadieron mis mejillas, nadie me había dicho algo parecido y que me lo dijera una chica tan guapa como ella, hizo que fuera aun mas raro aunque me gusto, nadie me había echado nunca un halago como ese, ni ningún otro que yo recuerde, pero lo que recuerde yo tampoco es de fiar.

-Vas a hacer que no pueda mirarte a los ojos sin ruborizarme, que lo sepas. - y en aquel instante mi estomago decidió irrumpir con un sonido leve, pero audible, la verdad es que ni yo mismo me habría dado cuenta de no estar preocupado por no decir ni hacer nada malo.

-Perdona, no era mi intención. -Le digo en voz bajita, es la verdad, no quiero que se sienta incómodo, quiero que se sienta bien. Aunque muy en el fondo sí era un poquito mi intención, pues que se ruborice es un signo bueno para mí. Me da una esperanza.

Le miro con mi sonrisa traviesa, mordiéndome el labio en un impulso, es muy tarde para parar esto, lo siento conciencia. -¿Crees en el amor a primera vista? -Le pregunto sonriendo y me recojo el pelo detrás de la oreja.

Creo que la vida es una cadena de posibilidades, la posibilidad de dar tumbos, de ir en flor en flor, de que nunca des con el chico adecuando, de que nunca llegues a enamorarte, y luego está la posibilidad de encontrarlo a la primera, la de estar con el amor de tu vida, o la de no poder estar con él. Dentro de ese mundo de posibilidades también está la de enamorarse a primera vista, o la de hacerlo poco a poco, sea como sea, el amor es solo una posibilidad.

-No te preocupes, soy demasiado susceptible, realmente no se porque, pero bueno, soy asi que tampoco debería de extrañarme. -sigo divagando en las nubes, me pasa a menudo, o eso creo, tengo la capacidad de atención de un caracol, en seguida veo algo nuevo y luego veo otra cosa y me olvido de lo anterior.

Observo esa sonrisa, automáticamente mi detector de gestos me dice que no es una sonrisa normal, pero, por falta de datos la búsqueda se queda parada y tengo que quitarle importancia, en serio, es demasiado molesto no recordar casi nada, bah, ya volverá la memoria y por lo que se es como una gran patada en tus partes, ya que todo lo que has olvidado vuelve, en principio poco a poco, pero en realidad vuelve tan fuerte y tan deprisa que puedes llegar a desmayarte y bueno, si asi consigo saber quien soy, perfecto. Me fijé en que se mordió el labio, un gesto que no se porque, provoco un leve aumento de temperatura y otro pequeño sonrojo ¿porque?

¿El amor a primera vista? Sinceramente era algo demasiado bonito, demasiado perfecto, creer en el, bueno, todo es posible en este mundo, el universo es infinito y hay infinitas posibilidades de que el infinito ocurra, es decir que todo puede pasar, la cosa es si a mi podía pasarme, pero como la pregunta no era "¿te has enamorado de alguien a primera vista?" Tampoco podía responderla y no creo haber sentido algo como el amor que en poemas y libros mueve montañas y llega al cielo, asi que aunque lo recordara tampoco podía decir mucho, y si lo sintiera en cualquier momento no sabría que era eso, si es que lo era.

-Claro, todo es posible, aunque no puedo decir como es o algo parecido, si lo tuve antes no lo recuerdo y si lo tuviera ahora no podría saber que es eso.

Acaricio su brazo con ternura, siento tanto lo que le está pasando. No puedo imaginar como sería si me pasara a mí. Si de repente me despertara en algún sitio totalmente desierto, sin recordar nada más que mi nombre. Estaría bastante perdida sin mi familia, por eso quiero que Adam se sienta como en casa, o por lo menos como si tuviera una.

-¿Qué crees que te pasó? -Pregunto, quizá un poco atrevida, pero tengo que preguntarlo, porque me desconcierta no saber nada de él. Es como un puzzle difícil de descifrar, como un misterio para un detective, atrae pero a la vez es bastante desconcertante. Le miro, mis ojos son dulces, intento entenderle, me esfuerzo de verdad.

Acaricia mi brazo, me pongo mas nervioso, noto como las pulsaciones de mi corazon van a mas, intento controlarme, pero supongo que con su especial oído podrá notarlo, no le doy importancia aunque me molesta que me provoque esto, no ese sentimiento en si, si no el hecho de no saber porque diablos me estaba sintiendo asi, eso era molesto, la duda y la incógnita, nunca me han gustado, busco respuestas no mas preguntas sin resolver.

-¿Que me paso? No lo se, quizás jugué demasiado con mi propio cuerpo acabo desmayandome si transmuto cosas realmente difíciles o demasiado grandes, o intente experimentar con mi cerebro, o un meteorito cayo sobre mi cabeza...no lo se, no puedo responderte, y cuando intento responder, siento como un fuego interno me queda la cabeza, forzarlo no servirá, aunque es lo unico que puedo hacer.

-Vale, lo siento. Intento entender tu situación. -Le digo mirándole a los ojos. Su situación es totalmente confusa, no la entiendo, no consigo descifrarla y eso me asusta pero también me atrae. Es su voz, es como me mira, como habla, como saltan chispas cuando nos rozamos, como se le acelera el corazón. Es tan atractivo, sin haber pasado por la naturaleza vampírica.

Hay algo en él que hace un click en mi cabeza, que activa una hormona o quién sabe qué poder ejerce sobre mí. Quizá sea un truco de magia, o quizá no lo sea pero, sea como sea, no puedo dejar de mirar sus ojos, de observar su sonrisa, de que su voz me suene angelical, de que su sangre tenga un olor especial.

Basta Juliette, ¿Por qué late mi corazón así? Espero que no lo note, espero que no se de cuenta, solo llevo unas horas con él, ¿Por qué me siento así?